Te veo más linda, ¿estás más flaca?
Ica
4/14/20213 min leer


Este post es válido para todas esas opiniones que damos sin que nos la pidan, a veces con la mejor de las intenciones y en otras ocasiones no tanto.
Las ilustro y narro desde mi vivencia. Y a este punto -si me has leído- pensarás que soy una persona problemática porque tengo o he pasado por todo. Sin embargo, no es tan así y creo que es producto de una misma causa, la cual no tengo del todo clara pero que sigo trabajando para sanarla.
Desde mi adolescencia -y gracias a mi sobreexigencia- he tenido problemas con la forma en la que percibo mi cuerpo.
Es decir, la imagen que veo en el espejo está completamente distorsionada de la realidad. Esto, siendo sincera, nunca me llegó a afectar más allá de repetirme a diario que estaba gorda -muletilla que sigo teniendo al sol de hoy-. No obstante, después de graduarme de la universidad y con más tiempo para mis obsesiones, decidí empezar a seguir a chicas fit, anotar sus consejos, crear mi propia dieta y reducir carbohidratos a lo loco. En un principio funcionó porque incluí alimentos saludables que no consumía -verduras y frutas- pero después de un tiempo comencé a afectar mi salud. Yo me seguía sintiendo gorda y nunca llegué a ver el cuerpo que quería.


Este cuento tiene muchas aristas que explorar y en las cuales extenderse, pero no es el post para hacerlo. Lo importante es que todos comenzaron a decirme que me veía muy bien, y claro yo siempre me consideré poco valiosa -en parte porque físicamente no me sentía bonita-. Empecé a sentir que la gente me notaba y lo de ser atractiva no estaba tan lejos. Sin embargo, para mi no era suficiente y eso terminó en que cada cumplido se convirtiera en tortura y alimento para mis demonios internos.
Estoy super clara que la culpa no es de otros pero los comentarios sí estaban de más porque no aportaban nada. Además nunca los pedí.
Mi punto aquí es que, por más tiempo que llevemos conociendo a alguien, desconocemos parte de su realidad y por eso es super importante pensar dos veces lo que decimos ya que -sin querer- nuestras palabras pueden causar daño. Incluso si pensamos que estamos haciendo un cumplido. Debo confesar que también peco de comentar sin que nadie me lo pida, así que también este post es un recordatorio para mi.


No es fácil admitir y luego compartir que por un tiempo formé parte de las estadísticas de personas que sufren trastornos alimenticios. Por eso soy bastante fastidiosa con este tema. Aunque mis problemas de salud no llegaron a ser tan graves, a nivel psicológico fue algo bastante difícil de superar y creo que aún es algo que me sigue acechando en las sombras. Así que mi granito de arena aquí es decirte que si sospechas que la comida te está superando busques un especialista porque, aunque crea que puedes solo, es muy jodido salir de este bucle.
Para cerrar este es un recordatorio tanto para ustedes como para mí de no opinar cuando nuestro punto de vista no es requerido. No importa lo que asumas, si la persona no te pregunta, calladitos nos vemos más bonitos.
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