Me siento una fracasada
Cuando los planes no salen como deseas
Ica Trabucco
1/25/20244 min leer
¿Soy un fracaso?
Este es quizás el post más personal que he publicado y me debatía en si hacerlo o no. Pues siempre suelo hablar de situaciones ya superadas, lógico dejan de doler.
Desde pequeña siempre he tenido claro que quería estudiar arquitectura y trabajar con mi papá. La primera parte creo que la logré con éxito. Lo segundo, pues la vida es mucho más complicada que cuando te la planteas a los 8 años de edad. Me dieron tantos golpeas en la moral durante la carrera -sobre todo en la tesis- que quedé un poco peleada con ella. Sin embargo, tiré para adelante y empecé a trabajar. Trabajé una temporada con mi papá, lo que agradezco enorme porque aprendí muchas cosas gracias a eso. Sin embargo, me di cuenta que el área de la construcción no era del todo lo mío. Además de que quería darme coñazos por mi cuenta.
Me fui a Inglaterra a pulir mi inglés, con la esperanza de poder optar por un cupo en un máster de: "Arquitectura Digital y Uso de Nuevos Materiales" en la London Metropolitan. Y lo logré contra todo pronóstico, de mi parte claro, porque soy bastante fatalista. El caso es que me dieron el cupo... Pero ¿qué pasó?, pues que fui estúpida. Lo rechacé por un tema monetario -más adelante me arrepentiría de esto- y uno personal -el cual me ha dejado secuelas y aún sigo gestionando la rabia que me tengo-. Así que nada, seguí trabajando como arquitecto y entre medias rechacé una oferta para trabajar en una oficina de arquitectura/urbanismo por pendejadas mentales, resumidas en: no creerme lo suficientemente capaz para dar la talla. Una decisión de la cual también hoy sigo gestionando la rabia de haberla tomado. Porque no me di la oportunidad de fallar y es que aunque hubiese durado un mes, estoy segura que me hubiese sentido realizada profesionalmente...
Capaz en lo que sería mi único momento.
Seguí como arquitecta pero más en el área de Project Managment hasta que la situación en Venezuela se tornó más complicada y pues decidí salir. Para sumar a mis desgracias, no se me ocurrió mejor idea que malgastar el dinero de mis padres en un máster en "Business Design", esta vez en Milano. Máster que evidentemente se alejaba un poco de la arquitectura y que al final le llego a costar -a mis padres- lo mismo que iba a costarles el de hace 3 años atrás en Londres. Mi razonamiento aquí fue idiota pero explayarme en esto no tiene sentido, basta con decir que todo pasa por no creerme capaz de ser arquitecto. Por creer que si me dedico a eso voy a fracasar...
Ojito, porque ahora me siento fracasada por no estar trabajando en lo que estudié y quiero ser.
El punto es que, desde que emigré, no he trabajado como arquitecto y obviamente con el pasar de los años esa ilusión se irá convirtiendo en un sueño frustrado porque avanzo en edad pero no en experiencia. Y claro no me especialicé en nada relacionado con la carrera.
Profesionalmente he trabajado en cosas relacionadas con el máster pero desde el 2020 después de que la empresa cerró y pasé 2 años en el paro, ahora estoy trabajando como recepcionista. Y sí, me duele, porque cada día que pasa es un día que sumo de frustración profesional porque si a los 18 años me hubiesen dicho que a mis 35 años estaría aquí, no hubiese elegido por nada del mundo estudiar arquitectura. Y no porque no me guste la carrera, al contrario, me encantó y si me preguntas tengo claro que quisiera dedicarme a la regeneración de espacios urbanos. Pero hoy siento que perdí el tiempo, tiempo que pude haber utilizado haciendo otras cosas que me hubiesen ayudado a fundar las bases de una estabilidad económica que aún sigo buscando.
Ojo, en ningún momento quiero desmeritar la profesión de recepcionista. Más bien estar acá me ha ayudado a ver la vida desde otro enfoque y por esto también estoy agradecida.
Honestamente lo estoy. También porque tengo trabajo y puedo estar tranquila, tengo un techo y comida. Nada de eso quita que viva frustrada, que todos los días piense que mi mente se está quemando y que no solo he fracasado como profesional sino que he decepcionado a todas las personas que alguna vez creyeron en mí. Sobre todo a mis padres.
O quizás aunque me cueste admitirlo, soy yo la que está decepcionada de mí.
Hay días que pegan más que otros. A veces me pregunto cómo hago para sobrevivir con tanta mier$% que mi mente me grita. Porque si me preguntas, son pocos los días en los que me siento orgullosa de mí, en los que creo que estudiar arquitectura mereció la pena o que cursar un máster trajo algo positivo.
No todo es negro porque en el camino también he redescubierto mi amor por el dibujo y que no me desencantaría la idea de trabajar como diseñadora visual. Pero eso, aquí estoy sirviendo café y agua mientras un montón de aplicaciones son rechazadas y otras tantas ni llegan a ser vistas.
Quisiera terminar con una nota positiva o algún tipo de enseñanza aprendida pero, como dije al principio, es un tema no superado y solo necesito hacer este rant en mi contra, porque soy la principal culpable. Para desahogarme, porque dejar todo esto en mi mente es insostenible y aunque lo trato en terapia no es suficiente.
Sigo sin ver la salida del túnel. Mi esperanza es que alguien encuentre confort en estas palabras sabiendo que no está solo. Mientras, trataré de encontrar esa salida y capaz algún día podré escribir como lo logré. Lo importante es seguir intentándolo aunque la cuesta se haga cada vez más empinada.
Texto e ilustración por Verónica Trabucco
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