El cuerpo es sabio...

y comienza a mandar advertencias de a poco cuando las cosas no andan bien. Sin embargo, cuando decides hacer caso omiso a las señales, no le queda más remedio que enfermarse. De obligarte a parar y a revisar qué está sucediendo contigo y tu entorno y el por qué está sucediendo.

Escuchar a tu cuerpo es una obligación, porque la señal más tonta puede indicar que te hace falta un cambio. A veces, una dolencia física es sólo una manifestación de una experiencia o una emoción que necesita ser sanada.

En mi caso...

fue una última advertencia para que tomara en serio lo de sanar mi interior, reconciliarme con mi cuerpo, conectar mi mente a él y soltar esas ganas de controlar todo y a todos. Porque si bien puedo afirmar que he superado mi trastorno alimenticio, aún queda por sanar todo lo que tiene que ver con su aparición.

De entender que, no puedo exigirle a mi cuerpo que entrene 7 días a la semana dejando el alma para luego, verme en el espejo y decir que estoy hecha un asco porque la imagen que tengo en la cabeza -del cuerpo que quiero- no hace match con la que veo en el espejo.

De castigarme con la comida y de no disfrutar el momento porque - de nuevo - el cuerpo que quiero no lo voy a obtener si un día decido disfrutar una pizza y al otro una hamburguesa; pero no puedo compensar el exceso con entrenamientos de alta intensidad porque mi hernia discal amenaza con dejarme sin caminar.

De pensar que para mi novio valgo más si mi cuerpo está marcado y un buen trasero; pero no poder levantar una sola pesa pues mi cuerpo me forzó a descansar.

Así puedo seguir describiendo más situaciones porque realmente todo se trata de asumir que los demás me ven y me valoran como lo hago yo conmigo... y no es así. Reconozco que he sanado muchas cosas pero aún me queda bastante camino por recorrer. Camino del que al parecer siempre termino desviándome.

Aparentemente, no me bastó con entender que ya es bastante grave que la menstruación desaparezca por dos años pues -si no cambio la forma de ver la vida- estoy a un movimiento de romper el ligamento que impide que la hernia toque la médula y terminar en el quirófano.

El punto es...

Dejar de dar por sentado que vamos a estar siempre al 100% funcionales. Sin tomar en cuenta que en un segundo tu vida puede dar un giro de 180º.

Ilustrado por Verónica Trabucco